Las trillizas de Oro fueron las responsables de que en España se vendieran toneladas de litros de "Camomila Intea". Todas las mamás querían que sus hijas lucieran como las adorables Mª Eugenia, Mª Laura y Mª Nosequé. Por desgracia los sucesivos lavatorios y drenajes capilares tan sólo consiguieron una generación de niñas con un color de pelo ceniciento, brumoso e indefindo.